La integración entre nuestro cuerpo y wearables electrónicos o dispositivos inteligentes se multiplicará a lo largo de las próximas décadas: lentillas biónicas, micromáquinas que administran medicamentos dentro del organismo, órganos impresos en 3D, biotintas para la ceguera de córnea, tatuajes electrónicos para monitorizar la salud del corazón, biosensores que revelan cambios en tu metabolismo y así hasta un largo etcétera.

Ahora, investigadores de la Universidad de California en San Diego han desarrollado una nueva lente de contacto robótica que se controla mediante simples movimientos oculares. Esta lente blanda biomimética es básicamente una pequeña bolsa de agua salada, mientras que la carcasa está hecha de polímeros que pueden ajustarse para ser más cóncavos o convexos, dependiendo de los cambios en el voltaje. A medida que el polímero cambia a una forma más convexa, la lente se acerca. Esto permite que la lente de contacto robótica se acerque o aleje de una manera similar a cómo las lentes de zoom en las cámaras pueden acercar o alejar. Para acercar la lente de contacto, la persona que la lleva puesta solamente tiene que parpadear dos veces, y para alejarla, parpadear dos veces más. La lente se controla a través de cinco electrodos alrededor del ojo, que ejercen una función de músculos.

El objetivo final de la lente de contacto robótica es usarla algún día en prótesis visuales o anteojos ajustables, aunque pronto podrían aparecer todavía más usos potenciales. Las personas con diversas clases de discapacidad podrían controlar otras máquinas o robots mediante este descubrimiento. Incluso algunas personas con ceguera pueden mover su globo ocular y generar esta señal electro-oculográfica responsable de que el dispositivo funcione.

 

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