Hay varios momentos en la historia que marcan un cambio definitivo en el curso de la humanidad: el saber producir el fuego, la invención de la rueda, la pólvora o la energía nuclear. Estos hechos cambiaron el rumbo del ser humano. Hoy hay acontecimientos que están produciendo cambios de forma acelerada. Son los relacionados con la robótica y la inteligencia artificial. Ambos fenómenos están cambiando las relaciones laborales a nivel mundial y el sector de los recursos humanos, el liderazgo y el ordenamiento jurídico que regula estos aspectos.

La perspectiva para 2025 es que afectarán a millones de empleos. Se destruirán unos 75 millones de empleos, pero se crearán otros 133 millones, para los cuales se requiere una formación muy específica y un conocimiento robusto.

Por lo tanto, el problema radica en el reentrenamiento de las personas y de los equipos de trabajo y en la reestructuración de los modelos de empresa. En Finlandia, por ejemplo, las empresas automatizadas están necesitando empleados, pero no hay suficientes con las competencias y habilidades necesarias en ese mercado laboral.

La tendencia es que poco a poco se sustituyan los trabajos manuales y repetitivos. La creatividad, las artes, los especialistas en marketing digital, los profesores con competencias digitales, los auditores de innovación digital, los forenses informáticos, los abogados y legisladores que entiendan el paradigma informático serán, entre otros, los perfiles más demandados.

Junto a los nuevos perfiles, hay otros ya existentes que verán cómo sus tareas se simplifican con el uso de la inteligencia artificial. Los ejemplos más claros son la automatización de la criba de curriculums en el área de recursos humanos, la localización de sentencias en sistemas legales como el anglosajón que ya está siendo agilizada con procesos automatizados, y los analistas financieros, que solo serán necesarios para las recomendaciones de venta de carteras, pues para la adquisición de las mismas la inteligencia artificial está haciendo ya ese papel.

Estamos viviendo la cuarta Revolución Industrial. Muchos modelos de negocio sufren importantes cambios. Grandes empresas como Nokia o Blackberry lo han sentido muy claramente, y eso que eran empresas de productos tecnológicos, pero si no innovamos constantemente otros lo harán, y tanto las empresas como el consumidor quieren maximizar las ganancias y facilitarse la vida.

Pero la perspectiva actual no pinta bien para muchas personas que están siendo «uberizadas», es decir, que no están amparadas por contrato alguno. También el derecho a la huelga se extingue de forma muy evidente.

La robotización y la implantación de la IA están impactando incluso a los modelos de gobierno electrónico y su forma de relacionarse con los ciudadanos. Ya los parques tecnológicos serán cosa del pasado, pues el trabajar desde casa se volverá aún más común de lo que es ahora.

En resumen, los constantes cambios tecnológicos y su impacto en la fuerza laboral están causando un efecto dominó que puede cambiar la cultura corporativa, las leyes y los trabajadores en los próximos años. Y esos cambios y transformaciones digitales seguirán aumentando.