Hace cuatro años que el servicio de Cirugía Torácica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos se estrenó con la cirugía robótica, una práctica en la que el cirujano, en lugar de estar al pie del paciente está a los mandos de una consola con sus ojos puestos en unas lentes 3D.
Se trata de una técnica mucho más precisa, puesto que se elimina completamente el temblor de la mano y se puede girar el instrumental en angulaciones mejores que en otros tipos de cirugía. Pero las ventajas no acaban aquí, porque, además, la visión del campo quirúrgico está muy mejorada, de manera que lesiones de apenas uno o dos centímetros se ven muy magnificadas, en 3D y con un gran detalle, lo que es muy útil en cirugías delicadas como la de los tumores de mediastino posterior.
Con los años, el equipo de este hospital madrileño ha ido aumentando la complejidad de los procedimientos llevados a cabo mediante el sistema Da Vinci hasta llegar a practicar una lobectomía totalmente robotizada, la primera que se lleva a cabo en un centro público de la Comunidad de Madrid.
Con la cirugía robótica, al igual que con la toracoscópica, el riesgo de complicaciones se reduce de forma muy importante, la repercusión de la operación en la calidad de vida es mucho menor y la recuperación del paciente es sustancialmente más rápida. En comparación con una cirugía abierta “no tiene nada que ver ni el dolor ni la capacidad respiratoria, aspectos que son de vida o muerte en algunos pacientes que están al límite.
Del mismo modo, y según los estudios que se han hecho a nivel internacional, es igual de segura y ofrece resultados, en lo que respecta a riesgos y complicaciones, muy similares a la cirugía videotoracoscópica.
Este médico tiene claro que el porvenir de la cirugía pasa por la robotización de los procedimientos.
El jefe de Cirugía Torácica del Hospital Rey Juan Carlos se muestra convencido de que este tipo de sistemas experimentará una gran revolución en los próximos años, al igual que ocurrirá en muchas otras áreas.
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